viernes, 30 de enero de 2009

LA CAMPANARIO: LA BUENA DE LA PELÍCULA



Semanas atrás me levanté un sábado sobre las 11 y al encender el móvil me encontré con llamadas perdidas de mi madre y de Oliver. Mi amigo me dejó un mensaje en el contestador que de tanto oírlo lo memoricé: “Cata, ¿no estás viendo la tele? Te estoy llamando y tienes el móvil apagado…Cata, que La Campanario llamó a DEC…No me puedo creer que no lo estés viendo…Esto es un antes y un después en la historia de España”. Muerta me quedé. Llamé a mi madre, que ni me saludó. Era tanta la información atropellada que de daba que solo recuerdo frases sueltas: “llamó La Campa…harta de la suegra…llorando…búscalo en internet…pero ¿cómo que te dormiste?……” y terminó con un rotundo: “¡es una señora!”

Angustiada y maldiciendo al mundo por perderme semejante momento histórico, pitando me fui a San Youtube: nada. Página de Antena 3: nada. Llamo a Oliver para que me lo cuente otra vez. Él reproduce lo que vi un par de días después.

Juro que al escuchar aquella llamada desgarradora, comprobé una vez más que María José es la gran desconocida. Cuando oí aquél medio grito en que decía “¡estoy cansada…!” pensé que iba a decir lo que en su día se convirtió en el grito de guerra de mi Pantoja y que María José diría: “¡ estoy cansada de la familia Rivera!” Pero no, que bastante tiene la pobre mujer con “Falcon Ambiciones” como para encima enfrentarse a los Pakirris.

Siempre pensé que nos equivocábamos con ella. Nos la han querido pintar como la mala de la película sin razón.

La otra España, la de la madre coraje, chica de barrio mal hablada, personaje que vive de las rentas con programa diario a sus servicios y público jaleándola, ha confundido a la gente. La única aportación al mundo que ha hecho La Esteban ha sido aquella canción impagable de “estoy super feliz, estoy super feliz…” y el “amos” que últimamente digo a menudo, muy a mi pesar. Es más, creo que si hiciéramos una encuesta, este país sufre a Belén en silencio, como las hemorroides. Esteban, desde aquí te lo digo: “opérate las bolsas de los ojos y cállate un ratito, anda.”

Maria José vive en el campo, probablemente sin un Corte Ingés y un Zara cerca, que bastante penitencia es ya. Aguanta a su suegra and family chupando de la teta inagotable de su marido como puede (una suegra que le lleva a tu novio un cola-cao por la noche sin llamar a la puerta, no es una buena suegra) se traga las películas de cuñados, suegro (el Tigre de Ambiciones se merece un post para él solo, así que no digo más) con excursionistas jubilados que se sacan fotos frente a la finca, prensa a todas horas… Y la tía aguanta el tirón. De vez en cuando suelta sus pullitas, se ocupa de su casa y de sus hijos, ayuda en muchas causas benéficas y también da alguna exclusiva al “Hola”, cosa que yo le agradezco en el alma porque soy adicta a La Biblia y sus niños me parecen preciosos.

¿Por qué hemos sido tan injustos con esta mujer? Se de muchísima gente que cambió la imagen que de ella se tiene después de aquella llamada, así que: “¡Campa, llama!” A mi, siempre me cayó bien. Me gusta su aplomo, su ironía, su mala leche cuando la saca, sus silencios, sus miradas y la veo más humana que a la madre coraje de barriada. Y sobretodo, más Señora.



Velvetina: cuando contaste en tu blog que la conociste en un acto de ayuda a nuestro niño Juanma, recuerdo tus palabras: "para mi ha dejado de ser La Campanario y ahora es María José." Para ti va este post dedicado. Con todo el cariño que sabes que te tengo.

lunes, 26 de enero de 2009

UN LUNES EN MI VIDA

Me levanto a las 6.55 de la mañana, siempre he pensado que madrugar no es vivir, pero hoy lo veo todo negro (o azul oscuro casi negro pa no pintarlo tan mal). Anoche, como todos los domingos no dormí bien. Me desperté a las 3.20.
Después duermo hasta las 6, miro el despertador: "me queda una horita", pienso, pero no puedo dormir, hasta quince minutos antes que suene el puto despertador, que es cuando me levanto maldiciendo el mundo, la vida y pensando que ir a trabajar no hace feliz al ser humano. Antes de salir del cuarto miro a mi Príncipe que duerme como un bebé. Durante el breve espacio de cuatro segundos pienso: "¿por qué no me partí la rótula yo pa dormir hasta las once todos los días?".

Llego al baño, me lavo la cara y me pongo el tónico que me regaló Oliver (el de Estée Lauder, que si no lo digo exploto) y veo que se me está acabando, así que en breve retorno al agua de rosas de la farmacia de 3€, que la cuesta de enero no me ha dejado ni pisar las Rebajas. Voy a la cocina y preparo la cafetera, pongo una rebanada de pan en la tostadora y sigo "matando gente" (expresión que uso a diario para decir que estoy cabreada).

Vuelvo al baño y me pongo mi contorno de ojos y me crema de Chanel (si, ¿qué pasa? es de las pocas cosas de marca que hay en mi vida, y mi careto lo vale) y empiezo a darme rímel, cosa en la que empleo gran parte del tiempo y que he aprendido a hacer sin abrir la boca.

Me visto, me miro en el espejo y cambio de bolso según la ropa. Me pongo a pensar en cosas por las que merece la pena vivir (y madrugar) pa animarme. Al baño otra vez, me pongo quitaojeras-iluminador, colorete y brillo de labios en el ascensor ( de Mercadona que es mi otra casa y el que da nombre a este blog)

Me subo en Pakirrín, tardo 10 minutos en llegar, aparco en mi zona de batería de costumbre y me doy un paseíto hasta el curro. Ficho y me siento en el ordenador. Acaba de empezar el día y ya estoy cansada.

Salgo del trabajo, doy dos o tres vueltas para aparcar (nunca lo hago con un coche detrás a no ser que sea un sitio enorme) y llego a casa. Me siento a hablar con mi Príncipe que a esa hora juega con su verdadero amor que es la Play 3 y me marcho a ver "Mujeres, hombres y toda la peña" al cuarto, que desde que cambiaron de hora Telecinco ha hecho que me enganche a un programa vergonzoso y humillante, pero para mi es un chute de "no pensar" y dedicarme a contar los millones de dientes que tiene Antonio, el nuevo tronista, dentro de esa boca enorme.

Limpio, recojo o pongo alguna lavadora. Preparo el táper para el almuerzo del día siguiente (que últimamente mi madre hace por mi) y ayudo al Nene a quitarse los calcetines para su ducha, que a pesar del aparatoso yeso que lleva lo hace solo desde el primer día y solo tengo que sacarle y ponerle el calcetín (gracias Dios).

Ya estoy agotada, me ducho y solo pienso en la cama. Me suelo encamar como a las 22 o 22.30, leo un rato (ahora estoy con "La Rosa de Jericó") y oigo la radio de fondo.

Me duermo sobre las 23 o 23.30, y hago cálculos de las horas de sueño que tendré. Son menos de nueve y comienzo a maldecir al mundo antes de dormirme... Y vuelta a empezar.

¿No es agotador?

miércoles, 21 de enero de 2009

MI GANADOR


El texto que pongo a continuación no es mío. No creo que fuera capaz de escribir algo tan acertado, sensible y con tanto corazón. Lo escribió un “juntapalabras” adorable llamado Senador, y cuando lo leí me sentí arrastrada por su entusiasmo y lo guardé.
Hoy lo rescato. Son mis razones, las de muchos…Por esto soy Ivanista (creyente y prácticante) “por si hay una pregunta en el aire…”


"El Príncipe, el más noble pirata que ha surcado los siete mares ha vuelto a sonreír y ha decidido que la partida no acabará hasta que él decida que las cartas deban dormir después de haber festejado la victoria. Cada martes, una voz desde fuera le dice que no está sólo. Primero fue un leve susurro, casi inaudible. Ahora se ha convertido en un huracán que resuena como miles de gargantas rompiéndose en gritos de júbilo y de ánimo. Aún no es consciente de que hay una marea humana que lucha a su lado, incansable, llena de vida, con ganas de reclamar para sí y por derecho propio, lo que durante años la tibieza, la hipocresía y la falsedad le han negado. Pero quizás algo intuye, cuando algunas noches busca un viejo y raído sombrero, para transformarlo por arte de magia en la insignia de un corsario, mudando sus ropas por esa piel de pirata que siempre fue la suya y que ni las más gigantescas demostraciones de estupidez humana, consiguieron nunca borrar del todo.

Ese es su guiño, su grito mudo y desesperado, su “Canción del pirata” inconsciente, el lazo que le une a nuestra alma, la señal inequívoca de que está preparado. Que hablen las espadas y rujan los cañones, que la vida y la risa lo inunden todo. Que ahogue la pasión y los sueños infantiles, a las aburridas consignas de la razón y el silencio. Que el mundo estalle en una inmensa bola de fuego y que de las cenizas sólo surja su imagen. Con un loro cagón mordiéndole la nariz y una niña salvaje agarrada a su mano.

Pirata cabezón, bebedor, solitario. Crápula en un mundo demasiado cuadriculado para permitir que el trono sea tuyo. Esta vez no estás sólo. Nosotros te hemos encontrado cuando ya casi habíamos olvidado nuestros sueños. Y tú, ni siquiera sabes que nos tienes a tu lado.

No dejaremos escapar esta última oportunidad para escribir nuestra propia historia. No consentiremos que, una vez más, los mercaderes y los hombres grises vuelvan a teñirla de miedo y de mentira.
Nos han regalado una última oportunidad de hacerlo real. "


Senador

miércoles, 14 de enero de 2009

PREGUNTAS



Tengo muchas preguntas que me asaltan. Preguntas sin respuesta, como diría mi Oliver. Una de ellas es ¿dónde está Isabel Pantoja? Hace mucho que no se deja ver por el mundo televisivo ni por el papel cuché, pero ella, mi Panto, es una maga del arte de aparecer y desaparecer al más puro estilo Trianera (ya el dicho del Guadiana quedó desfasado)
Desde aquí te lo digo Pantoja: ¡aparece, coño!

Tampoco entiendo por qué Efrén pasó de ser el hombre diez al malo malísimo en que se ha convertido. Ya lo dijo mi hermana en su momento: "no puede existir un hombre tan perfecto". Hermana, como muchas otras veces: lo clavaste.

Me pregunto si la recuperación de mi Principito irá como espero. Hemos leído en internet que la rehabilitación de la rodilla es dolorosa y lenta. Se merece todo lo mejor, por lo buen enfermo que está siendo, que ni se queja el pobre. Les agradezco a todos la preocupación por su salud.

También me deja dudas el saber con qué nueva tragedia nos aparecerá nuestra "Antoñita la Fantástica" para intentar robarnos el corazón de nuevo y jugar con nuestra amistad. Así que te hablo a ti, en primera persona: "no me vais a grabar más", ay, perdón, que parece que llevo a la Pantoja dentro: "no me vas a mentir más".

La incertidumbre del final de Gran Hermano también me asalta. Ese Orlando Tibio, Orlando Cero Grados (ni frío ni calor) que para mi es el Julito que queda en la casa pero con más luces. En fin, que la semana que viene a cruzar los dedos y a confiar en que los Ivanistas podemos con todos, ¿o no?
Y por último, ¿alguien me explica para que sirven los "seguidores del blog", tengo un montón y todavía no le he encontrado la utilidad?
Y ahora unas palabras para mis boleros, usurpándole a Velvetina una de las cosas que suele hacer en el blog.
Velvetina: eres grande y valiente. Es un orgullo para mi conocerte y poder tenerte ahí cuando te necesito. Gracias amiga.
4denoviembre: sin ti no soy nada en este mundo bloguero y bolero. Eres mi alegría.
Pafermi: somos muchos "los de casa, los de siempre" en los que se puede confiar. No se tiene porque tropezar tres veces en la misma piedra. Confia en nosotros.
Aurora: llegaste la última, preguntándome por un lugar de Tenerife, y te has convertido en mi amiga. Te adoro y lo sabes y tu blog es imprescindible en mi vida.
Meggan-Hormiga: me ha dolido leerte tan defraudada. He sentido la impotencia de cuando le hacen daño a alguien sensible y no puedo hacer nada por ayudar.
LaPuerca: eres nueva pero cuando no estás lo noto y te extraño.
Kamelucha: eres nuestra madre. Siempre repartiendo dulzura y buenas palabras. Eres tan necesaria...

viernes, 9 de enero de 2009

QUIERO SER BLANCA


Siempre he soñado salir del hospital con mi bebé en brazos, pintada como una puerta, con un modelito ideal y que fuera, en la puerta principal me esperen unos cuantos fotógrafos, para luego verme con mi retoño en brazos en la portada del "Hola", y que todo el mundo comente lo milagrosamente flaca que me he quedado después de parir.

Es tal mi fijación con este tema, que doy por sentado que cuando llegue el momento (después de pasar por el embarazo y parto pertinentes) pondré a mi hermana y a alguna amiga cámara en ristre, para suplir la ausencia de paparazzis.

Ahora, como ya me pasó con la No-Boda de Falete, también quiero que mi suegra, mi madre, mi Príncipe, el cajero de Mercadona o quien sea, me pida las pruebas de paternidad.

Sueño con la elección de la clínica que certifique la identidad del padre, con mi Príncipe consolando mi humillación pública, con la visita al notario con grandes gafas de sol negras y con el comunicado anunciando que el padre de mi hij@ es quien yo decía que era.

Quiero una duda, una suegra mala con la cara brillante y estiradísma, una herencia, una mentira, un museo, una confirmación... Quiero ser Blanca Cuesta.